Traducción de un artículo publicado el jueves 6 en varios
periódicos económicos alemanes, por Stefanie Claudia
Müller(*), su corresponsal en España.
Hoy, 6 de septiembre, se encuentran en Madrid los gobiernos de Alemania y España,
acompañados de un nutrido grupo de empresarios, y donde seguro hablarán sobre
las condiciones para poder otorgar más ayudas financieras a España o a su sistema
bancario. En los dos lados se ha elevado el tono en los últimos meses y es con gran expectación
que España espera ahora la decisión que va a tomar el Tribunal Constitucional
alemán, que esa sí es crucial, el día 12, sobre la conformidad o no del rescate europeo y
las obligaciones derivadas para los alemanes.
En Alemania crece la critica contra la supuesta "mentalidad de fiesta" de los españoles;
en España los medios cada vez son más negativos con la supuesta dureza de la
canciller Merkel. Pensamos que la situación es mucho más compleja de lo que presentan
ambos gobiernos y la mayoría de los medios. España no es Grecia, pero España puede
ser un paciente crónico si Alemania, junto con Europa, no contribuye a solucionar sus
verdaderos problemas.
España no debería recibir más dinero sin que se cambie a fondo el sistema político y
económico, hoy en manos de una oligarquía política aliada con la oligarquía económica y
financiera, y sin que se aumente la participación ciudadana real en las decisiones
políticas. Para no perpetuar la crisis y endeudar a los españoles durante generaciones,
el Gobierno español debe reformar a fondo la administración de las comunidades autónomas
y los ayuntamientos, en su mayoría en bancarrota y completamente fuera de control,
sometiendo a referéndum el modelo de Estado.
Este tema es la clave del futuro de España, porque las regiones, ayuntamientos y diputaciones
son los responsables de los dos tercios del gasto público 0234.000 millones
frente a 118.000 el Estado en 20110, excluyendo la Seguridad Social 023.000 millones
0, y este gasto se realiza en condiciones de descontrol, despilfarro y corrupción totalmente
inaceptables. Las razones verdaderas de la crisis del país, en consonancia con
lo dicho, nada tienen que ver con salarios demasiado altos 0un 60 % de la población
ocupada gana menos de 1.000 euros/mes0, pensiones demasiado altas 0la pensión
media es de 785 euros, el 63% de la media de la UE-150 o pocas horas de trabajo, como
se ha trasmitido a veces desde Alemania. A España tampoco le falta talento, ni capacidad
empresarial ni creatividad. Tiene grandes pensadores, creativos, ingenieros,
médicos excelentes y gestores de primer nivel.
La razón de la enfermedad de España es un modelo de Estado inviable, fuente de
todo nepotismo y de toda corrupción, impuesto por una oligarquía de partidos en connivencia
con las oligarquías financiera y económica, y con el poder judicial y los organismos
de control a su servicio. En España no existe separación de poderes, ni independencia
del poder judicial, ni los diputados representan a los ciudadanos, solo a
los partidos que los ponen en una lista. Todo esto lleva también a una economía sumergida
que llega al 20% del PIB y que frena la competencia, la eficacia y el desarrollo
del país. Además, detrae recursos con los que podrían financiarse educación y sanidad.
Las ayudas para España, igual que para otros posible candidatos de rescates, no
deben ir a bancos ya casi en bancarrota y fuertemente politizados. En la CAM, el Gobierno
ha comprometido 16.000 millones de dinero público en lugar de cerrarla; en Bankia,
23.000 millones, y el Ejecutivo acaba de darle 5.000 millones urgentemente para cubrir
pérdidas en vez de cerrarla, y además de forma tan extraña que despierta todo tipo
de recelos. ¿Por qué se ha utilizado el dinero de los españoles (FROB) en vez de esperar
los fondos de la UE? Es lícito suponer que la razón es la siguiente: los bancos no
quieren que la UE investigue sus cuentas.
Control estricto y duras condiciones. Ya el caso de Grecia ha demostrado que las
ayudas europeas tienen que estar vinculadas a un control estricto y condiciones duras.
Esas condiciones no pueden solamente representar recortes sociales o subidas brutales
de impuestos, como hace ahora el Gobierno de Mariano Rajoy con la excusa de Europa.
Se tiene que cambiar más en España que cortar gasto social, que de todos modos es
mucho más bajo que en Alemania, y hay otros gastos infinitamente más relevantes que
se pueden eliminar. Además, los casos de corrupción resultan tan escandalosos, incluso
en el propio Gobierno, que uno solo puede llegar a una conclusión: el dinero de
Europa no puede ser manejado por personas tan increíblemente venales.
La pasada semana el ministro de Industria Soria 0imputado también por corrupción
urbanística en Canarias0 acusó al ministro de Hacienda en el Consejo de Ministros de
favorecer descaradamente a la empresa líder de renovables, Abengoa, de la que había
sido asesor, en la nueva regulación de estas energías, que reciben más de 7.000 millones
de euros de subvenciones anualmente. Y Rajoy, al que entregó una carta probatoria,
ni dijo ni hizo absolutamente nada.
No puede permitirse por más tiempo este nivel de corrupción, y menos aún a
17 regiones funcionando como estados independientes, con todos los organismos
multiplicados por 17, desde 17 servicios meteorológicos a 17 defensores del pueblo,
con 200 embajadas, 50 canales de TV regionales en pérdida, 30.000 coches
oficiales o 4.000 empresas públicas que emplean a 520.000 personas, creadas específicamente
para ocultar deuda y colocar a familiares y amigos sin control ni fiscalización
alguna. En conjunto, unos 120.000 millones, equivalentes al 11,4% del
PIB, se despilfarran anualmente en un sistema de nepotismo, corrupción y falta de
transparencia.
Y con esto se tiene que acabar, entre otras cosas, porque ya no hay dinero. Los últimos
datos de las cuentas públicas conocidos la pasada semana son escalofriantes. El
déficit del Estado a julio ascendió al 4,62% del PIB, frente a un déficit del 3,5% comprometido
con la UE para todo el año (del 6,3% incluyendo regiones y ayuntamientos). Pero
lo realmente inaudito es que España está gastando el doble de lo que ingresa.
101.000 millones de gasto a julio frente a 52.000 millones de ingresos, y precisamente
para poder financiar el despilfarro de regiones y ayuntamientos, que no están en
absoluto comprometidos con la consolidación fiscal.
El tema del déficit público es algo que roza la ciencia ficción, y que ilustra perfectamente
la credibilidad de los dos últimos gobiernos de España. En noviembre de 2011, el
Gobierno dijo que el déficit público era del 6% del PIB; a finales de diciembre, el nuevo
Gobierno dijo que le habían engañado y que el déficit era superior al 8%, y que se tomaba
tres meses para calcularlo con toda precisión. A finales de marzo, se dijo que definitivamente
era del 8,5%, y ésta fue la cifra que se envió a Bruselas. Dos semanas después,
la Comunidad de Madrid dijo que sus cifras eran erróneas y el Ayuntamiento de la capital
igual… el déficit era ya del 8,7%.
Sin embargo, la semana pasada el INE dijo que el PIB de 2011 estaba sobrevalorado
y, con la nueva cifra, el déficit era del 9,1%; dos días después, Valencia dijo que su déficit
era de 3.000 millones más; o sea, que estamos en el 9,4% y las otras 15 CCAA y
8.120 ayuntamientos aún no han corregido sus cifras de 2011. Lo único que sabemos es
que están todas infravaloradas. El déficit real de 2011 puede estar por encima del 11%, y
en 2012 se esta gastando el doble de lo que se ingresa. Como dice el Gobierno de Rajoy,
“estamos en la senda de convergencia”. Y es verdad… de convergencia hacia Grecia.
Claramente, la joven democracia española tiene todavía muchos déficits de representatividad
y de democracia que deberían interesar a la canciller Merkel y también a Europa,
si queremos evitar una Grecia multiplicada por cinco y salvar el euro. Esto es lo
que ha hecho posible el despilfarro masivo de las ayudas europeas, con una asignación
disparatada de las mismas, a pesar de que estas ayudas han supuesto una cifra mayor
que la del Plan Marshall para toda Europa.
Es frustrante que a causa de este sistema oligárquico nepotista y corrupto se destroce
talento y creatividad y que ahora muchos jóvenes se vean forzados a trabajar fuera,
muchos en Alemania. Esa situación nos ha llevado a una distribución de riqueza que es
de las más injustas de la OECD. La antaño fuerte clase media española está siendo
literalmente aniquilada.
Resumiendo: no es una falta de voluntad de trabajo, como se piensa tal vez en algunos
países del norte de Europa, lo que hace que España sufra la peor crisis económica
de su Historia. Es un sistema corrupto e ineficiente. La crítica del Gobierno alemán y sus
condiciones para un rescate de España se deberían concentrar en la solución de esos
problemas. En caso contrario, solo conseguirán que una casta política incompetente
y corrupta arruine a la nación para varias generaciones.
*Stefanie Claudia Müller es corresponsal alemana en Madrid y economista
¡ Menos mal !! que alguien habla. De p. m. ¡¡ Qué bien !!
ResponderEliminarpor qué no aparece el título del artículo original? por qué no se cita qué periódicos lo publican? quién o quienes lo han traducido al castellano? es del 6 de septiembre de 2012. a los lectores nos gustaría más rigor con respecto a la información, por favor
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